Anuario Escuela de Arquitectura UC

2013 / 2014

1er Semestre 2014

Taller de Investigación

Pregrado / Talleres de Investigación

Profesores
Hugo Mondragón, Guillermo Rojas

Ayudante
Nicolás Cañas

Estudiante Destacado
Camila Ulloa

Moderna Providencia.

Cuando la Comuna de Providencia se fundó en 1897, el suelo urbano ya se había convertido en Santiago en una mercancía. Las primeras operaciones de especulación inmobiliaria que conoció la ciudad fueron estimuladas por la creación del Campo de Marte y la Quinta Normal de Agricultura a mediados del siglo XIX. Desde su nacimiento como comuna, Providencia se convirtió en la tierra prometida de los desarrolladores inmobiliarios y de ciertos sectores de la sociedad santiaguina de la época que eligieron construir sus casas lejos de la ciudad tradicional, aguas arriba del río Mapocho, para vivir una vida familiar en contacto con la naturaleza. Entre la fundación de la comuna y la fundación del movimiento de las Ciudades Jardín, hay sólo 5 años de diferencia. Tal vez por esta razón algunos investigadores han descrito a Providencia como un tipo de “Ciudad Jardín”.

Hasta 1930 se construyeron en la comuna casas unifamiliares aisladas y conjuntos de casas de pequeño formato. A partir de esa fecha, los primeros edificios de departamentos en altura irrumpieron en el paisaje urbano de la comuna. Este fenómeno se dio con fuerza en el borde sur del Parque Japonés –hoy llamado Parque Balmaceda- construido en 1928 por Sergio Larraín García-Moreno, Jorge Arteaga y Oscar Praguer, en un terreno de pedregales que se le ganó al río Mapocho.

Cuando el edificio de vivienda en altura apareció en el paisaje de la comuna era una novedad que desafiaba a los arquitectos con nuevos problemas estructurales, plásticos, espaciales, funcionales y urbanos. Entre 1930 y 1970 se construyó una enorme cantidad y variedad de este tipo de edificio. Hoy día estos edificios de vivienda de hasta siete pisos de altura, le otorgan a la comuna una imagen característica, reconocida como de gran calidad urbanística y arquitectónica tanto por los arquitectos como sus habitantes.

Este Taller de Investigación trata sobre esos edificios. Se propone estudiarlos críticamente para ayudar a su puesta en valor como piezas del patrimonio arquitectónico de la comuna. Se propone estudiarlos proyectualmente para descubrir operaciones e innovaciones que no son visibles a simple vista.

Una generalidad singular. Configuración y cualificación de los espacios colectivos de circulación en el Edificio Parque Lyon (O. Larraín – J. Larraín – R. Müller, 1972).

Según la carta de Cracovia, se puede entender como patrimonio el “conjunto de las obras del hombre en las cuales una comunidad reconoce sus valores específicos y particulares, y con los cuales el hombre se identifica. La identificación y la especificación del patrimonio es por tanto un proceso relacionado con la elección de valores” (Carta de Cracovia, 2000). Si bien los valores culturales cambian y el concepto de patrimonio se encuentra en constante construcción –más aún el patrimonio moderno–, lo importante de la definición radica en el valor singular que se le da a la “obra patrimonial”, destacándose frente a la generalidad de construcciones que pueden pertenecer a una misma época, una valoración que la convierta en única.

En el caso de estudio, que corresponde al Edificio Parque Lyon de Osvaldo y Jaime Larraín junto a Roberto Müller, la clasificación de esta obra como potencial patrimonial no es evidente, debido a la falta de registros y publicaciones dentro de la disciplina arquitectónica. Si bien existe una investigación, realizada por Pablo Altikes, sobre el oficio de Osvaldo y Jaime Larraín, no se trata específicamente del Edificio Parque Lyon, ya que toman mayor importancia sus obras de gran escala, como la Villa Frei, y otros casos con un cuidadoso trabajo plástico en la fachadas, como el edificio Copacabana en Viña del Mar, y los edificios Huérfanos y Lido en Santiago. Según el autor, la oficina de los Larraín se caracteriza “por la creación de ritmos, uso de color y formas repetitivas en la composición de sus fachadas. Pero principalmente, por la proposición urbana exitosa para viviendas colecticas, algo poco usual en la modernidad arquitectónica chilena y mundial” (Altikes, 2010).

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